El estudio de la Historia Precolombina colombiana ha traído muchas sorpresas a quienes se han dedicado a ella. Muchos historiadores, arqueólogos, etnólogos, antropólogos y copiadores de los cronistas han tratado de explicar el complejo cultural muisca.
Ha sido tradicional hablar de la inexistencia de minas de oro y plata en el territorio muisca. Todos los cronistas dejaron información sobre la gran cantidad de oro que fue "rescatada a los naturales" del altiplano cundiboyacense colombiano, representado en adornos tales como pectorales, narigueras, orejeras, ajorcas, brazaletes, collares, patenas, coronas, diademas, láminas musicales, campanillas, etc., o en ofrendas que se hacían a los dioses por mediación de los jeques. Esto sin mencionar los famoso tunjos que eran la ofrenda preferida por algunos dioses y son las piezas de orfebrería más representativas de esta cultura.
En pocas palabras se puede afirmar que no hubo acto social y particular significativo en la vida de los muiscas que no fuera representado por sus artistas en materias moldeables por ellos como el oro, el cobre, la piedra, la madera, la arcilla, el algodón, etc. Todos estos materiales, excepto el oro, se encontraban en su territorio, según la opinión generalizada de los eruditos, pues el oro que tenían los muiscas a la llegada de los conquistadores españoles y alemanes era "oro de rescate" es decir, obtenido por el comercio con las tribus vecinas a cambio de sal, mantas y otros productos del altiplano.
Sin embargo desde los tiempos de Jiménez de Quesada, existía la duda sobre la existencia de minas de oro en territorio muisca. Aquellos que dudaban fundan su razón diciendo que, "venir tanto oro a esta tierra por solos rescates o trueques es imposible".
Jose Rozo Gauta, Profesor Universidad de Antioquia
lunes, 25 de febrero de 2008
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1 comentario:
Me ha encantado visitar tu blog, realmente fue todo un gusto revivir nuestra cultura.
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