martes, 12 de febrero de 2008

Los huitoto

Huitoto, uitoto o mejor witoto. Las tres maneras de escribir el nombre tienen un significado peyorativo, utilizado por el hombre blanco para identificar a esta población indígena del sur del departamento del Amazonas, que, por imposición, se acostumbró a ser llamada y reconocida de esta forma y no por su verdadero nombre: Murui Muinane.

Los murui muinane

Con una población aproximada de 6.000 personas, los murui muinae habitan el sur de la amazonía colombiana, entre los ríos Putumayo, Igará Paraná, Caraparaná y Caquetá; los diferentes dialectos, mika, minika, búe y nipoode, dependen de la zona donde están ubicados.

Su organización social se basa en casas multifamiliares o malocas, que están habitadas por los padres y sus hijos varones con sus respectivas familias, cada cual con unas funciones: cantor, chamán, preparador de coca y aprendiz de la tradición, hijas célibes y otros conjuntos cíe parientes.

El jefe o dueño de la maloca constituye la máxima autoridad de ella. Esa autoridad está basada en el saber tradicional y en los tipos de rituales que promueve. Él es el responsable de la seguridad cósmica y práctica de grupo; debe prevenir las enfermedades, propiciar buenas cosechas y garantizar suficientes animales para la caza. Es la figura principal de los rituales de la siembra, de la recolección del maní, de la cacería, del 20 de julio, del día de San Rafael; patrono de la tribu, de la resurrección y de la navidad. Toda actividad social tiene su rafue (palabra), que constituye la condición para que se dé su correcta ejecución; como la ceremonia del mambeadero, que se realiza en la parte central de la maloca, en la cual diariamente se ingieren en forma ritual las plantas sagradas de coca y tabaco.

El sistema económico de los huitotos se fundamenta en la agricultura, la recolección de ciertos alimentos y la pesca, en la que participan los niños y las mujeres, y donde se emplean arpones, anzuelos, machetes o trampas; en determinadas épocas del año se organizan pescas colectivas que consisten en envenenar el agua con una planta especial y así capturar decenas de peces. La caza es otra forma de conseguir alimento y es llevada a cabo por los hombres de la tribu. Antiguamente se utilizaba la cerbatana, la lanza y otras armas blancas para cazar, pero en la actualidad se usa cada vez más la escopeta. El cazador es apoyado generalmente por perros y durante la noche utiliza linternas; las presas preferidas son los puercos, los venados y pequeños mamíferos como el borugo y la guara. Entre las aves se obtienen loros, tucanes y guacamayas.

En los alrededores de las casas se cultivan árboles frutales y yuca brava y dulce, que se transforma en “casabe” y se consume en forma de bebida ritual o doméstica. También se siembra ají, aguacate, maní, caimo, umarí y en ocasiones maíz, que se utiliza para alimentar a las gallinas y otros animales domésticos; con algunas fibras de los árboles se fabrican hamacas y se tejen canastos. La mujer se encarga de la siembra y la cosecha de los productos, con excepción de la coca (jibiyú), el tabaco y otras plantas psicotrópicas, que son sembradas y recogidas por los varones.

Vender y comprar coca o tabaco es profanar un rito sagrado para los huitotos. Talar árboles y cazar animales indiscriminadamente, tomar más de lo necesario o hacerlo sin tener en cuenta que se debe preservar, es afectar a la madre naturaleza, aquella que nos da la vida y nos brinda lo necesario para vivir. Un Murui Muinane no desperdicia, trabaja, utiliza y agradece todo lo que tiene.

La hoja que hace hablar

En la noche, cuando la sombra borra las distancias, cuando todos los mundos se hacen presentes, los abuelos Huitotos recorren los caminos de los sueños despiertos usando las plantas de poder”.

Fernando Urbina Rangel, Amazonía, naturaleza y cultura.

Tomado de la revista Agenda Cultural, núm. 149, julio de 2003

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